Por Alfredo Vargas Caba y Dámaso Adames…
Es el 1492, año en que Cristóbal Colón descubre América y llega a la isla que llamaría La Española, el Reino de Castilla, gobernado por Isabel La Católica, crea el virreinato de las Indias Occidentales en Santo Domingo para la familia Colon. Este es posteriormente disuelto en 1537, cuarenta y cinco años después de su creación.
En 1535 se crea el virreinato de la Nueva España en México, y siete años después el Virreinato del Perú en 1542, siendo emperador Carlos Primero de España y Quinto de Alemania, nieto de Isabel la Católica e hijo de Juana I de Aragón (la loca).
Este dato resulta importante porque define la época de esplendor de La Española que se puede calcular en aproximadamente 50 años, época de afluencia de visitantes y aventureros en búsqueda de riquezas al nuevo mundo.
Estos españoles que vinieron a la conquista los podemos dividir para el análisis en dos grupos:
- Los castellanos que podían tener encomiendas, cargos de la corona y en su mayoría se dedicaron a la búsqueda de oro,
- El resto, que tuvieron la oportunidad de poseer tierras fértiles, sin ser hidalgos o nobles, logrando asentarse en el valle del Cibao hasta prácticamente el último tercio del siglo 20.
Una parte de los que vinieron en varias oleadas iniciaron asentamientos en el valle del Cibao, con la fundación del fuerte de Santo Tomás de Jánico en 1494 y de varias villas como: La Vega (1494)
y Santiago de los Caballeros (1495), atrajeron una población de colonos que se quedaron en el valle y sierras circundantes por los siguientes 500 años, aislados y en autarquía, con escasos nuevos asentamientos en su periferia, en el siglo 18.
El castellano que hablaban estas personas aun no era la lengua de todos los españoles que se asentaron y quedaron en la isla, pero sí fue la lengua oficial del imperio español que se fundaría poco después.
Los habitantes del Cibao, por haber sido hasta el 80% de la población de la isla o de su parte española hasta el siglo 20, tienen con su habla hispánica la prueba irrefutable de que estaban dos siglos antes que los esclavizados africanos traídos por los franceses, y por ende son el nexo natural con los habitantes precolombinos, estos ermitaños que permanecieron aislados en los valles del interior de La Española, aceleraron características fonéticas del castellano que venían evolucionando desde la alta edad media, si tomamos como referencia los romances o el Cantar de Mio Cid; es decir el campesino cibaeño, hoy utiliza fonemas y formas idiomáticas del años 900.
El trabajo forzado al que se sometieron los habitantes originarios de la isla creó la necesidad de traer aborígenes de las islas Lucayas (Bahamas) tan temprano como 1508-13, en el año 1510 se realizó una introducción de 250 negros ladinos en 1510 y posteriormente negros bozales en la isla para minería en 1518.
La primera revuelta importante de esclavos en América ocurrió en Santo Domingo en 1522, cuando negros musulmanes esclavizados de la nación wolof encabezaron un levantamiento en la plantación de azúcar del virrey don Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón. Muchos de estos insurgentes lograron escapar a las montañas donde formaron comunidades cimarronas junto a otros escapados ya existentes.
En 1541, España autorizó la construcción de la muralla de Santo Domingo, y decidió restringir los viajes por mar a los convoyes armados para evitar el ataque de piratas y corsarios sumando más problemas al aislamiento de la isla, otra medida, que destruiría la industria azucarera de La Española, fue que, en 1561, La Habana, estratégicamente mejor ubicada en relación con la corriente del Golfo, fue seleccionada como el punto de concentración obligatorio de las flotas mercantes, las cuales tenían un monopolio real sobre el comercio con las Américas.
En la década de 1560 también los ingleses se sumaron a los franceses en los asaltos piratas habituales a los barcos españoles por lo que la afluencia de inmigrantes era casi nula, solo llegaba un barco con el situado cada dos meses y para completar en 1564, las ciudades principales del interior de la isla, Santiago de los Caballeros y Concepción de La Vega, fueron destruidas por un terremoto.
Con la conquista del continente y esta suma de males la española declinó rápidamente, la mayoría de los colonos españoles abandonaron la isla interesados en las minas de plata de México y Perú, mientras que los nuevos inmigrantes españoles omitieron la isla como destino.
A excepción de la ciudad de Santo Domingo, que logró mantener algunas exportaciones legales, el resto de las ciudades de la isla vía sus puertos dominicanos fueron forzados a realizar comercio de contrabando, que, junto con el ganado, se convirtió en la única fuente de sustento para los habitantes de la isla.
Con la quiebra de la industria azucarera, ya en el año 1600 se acentúa la decadencia del virreinato castellano cuya sede fue Santo Domingo, la mayoría de la población comenzó a emigrar hacia tierra firme en México y Perú, la agricultura disminuyó, la importación de nuevos esclavos cesó, y los colonos blancos, negros libres y esclavos por igual vivían en la pobreza, principalmente en el interior y en el Cibao (los dominicanos decimos interior, ya que no había vías de acceso formales al centro de la isla); debilitándose la jerarquía racial y entremezclándose la ayuda, dando lugar a una población predominantemente mixta entre españoles que se quedaron, africanos que huyeron y los indios taínos que quedaban, quienes se dedicaron a la agricultura de subsistencia y el hato como su forma de vida.
La esclavitud que comenzó en el siglo 16 en Santo Domingo, prácticamente se extinguió en los hechos a fines de ese mismo siglo con la quiebra de los ingenios azucareros de la isla, la industria azucarera tuvo una pausa en la parte este de la isla de alrededor de 200 años, reintroducida por los norteamericanos al principio del siglo 20.
Este dato es relevante, ya que los falsificadores de nuestra historia insinúan que los ingenios azucareros se mantuvieron trabajando ininterrumpidamente desde la época colonial y que los picadores de caña Aitianos son descendientes de aquellos esclavizados; nada más taimado, falso y mendaz.
En las zonas como el Cibao, dedicadas a la agricultura, donde no existían plantaciones ni ayer ni hoy, por tanto, no necesitaban esclavos nunca hubo odio o resentimiento, bajo esas condiciones vivía el 80% de la población de la isla, por tanto, no se puede decir que éramos una colonia llena de esclavos (la parte española), ya que los cibaeños que son mezcla de españoles, taínos, negros y mulatos; llevábamos ya 300 años en la isla cuando se funda el país que hoy se llama Haití.
Ese cerco y abandono de la colonia, al sumir la isla en una pobreza espantosa, creó una fraternidad entre todos los habitantes de la isla que se entremezclaron, formaron familias y unieron bajo vínculos de familiaridad, amistad y vecindad.
Por tanto, no se puede culpar a la nación dominicana, resultante la mezcla de españoles, africanos y aborígenes, de las prácticas esclavistas y racistas de los franceses asentados en la parte oeste de la isla; con quien España decidió compartirla legalmente en 1697 con el tratado de Ryswick.
La mezcla que produjo el estado Republica Dominicana estuvo compactándose e integrándose, 200 años antes de existir en la isla, los esclavizados africanos importados masivamente para trabajar en las plantaciones de los franceses en la parte oeste, cuyo promedio de vida era de 7 años y que luego constituirían el estado denominado Aiti.
Por 4 siglos, el criollo dominicano se mezcló con todas las etnias, creando una población que en más de un 75% es una mezcla mestiza-mulata y como aquí no hubo plantaciones, se estableció una clara diferencia entre los esclavos traídos por los franceses a la parte oeste y los traídos por los españoles a su colonia, al punto que los negros dominicanos se identificaban como «blancos de la tierra», éstos eran católicos se bautizaban, se unían en matrimonio, asistían a las iglesias con sus amos los domingos, recibían los sacramentos y recibieron sus instituciones como ayuntamientos, real audiencia, capellanías, etc.
Eso los diferencia de los franceses quienes no les legaron ninguna institución a sus esclavos con la excepción de “code noir” y la esclavitud; no les dejaron idioma, ni religión, ya que eran vistos como herramientas, no como seres humanos, por tanto, no había que crear condiciones de integración con ellos.
Como hemos demostrado aquí, entre el 1492 año en que los españoles llegaron a la isla (raíz de la nación dominicana), y el 1697 año de la oficialización de la plantación francesa habían pasado 205 años, suficientes para formar una nación, pero más, al 1777, año de la delimitación oficial de la frontera de ambas colonias con el Tratado de Aranjuez, habían transcurrido 285 años, si lo comparamos con 1804, año de la creación del estado haitiano, serían 302 años de la existencia de una nación con todas sus características como idioma, religión, costumbres, instituciones, etc. Mientras que al 1697 año de partida de los colonos franceses en la isla y el 1804 año de la formación del estado Aitiano, solo transcurrieron 107 años, con un promedio de vida de los esclavizados de 7 años, lo que no les dio tiempo para crear una nación, muchos de los principales héroes Aitianos son nacidos en África y en otros lugares, como ejemplos podemos citar que Jean Jacques Dessalines nació en Guinea, África y Henri Christopher nació en Granada.
Los esclavos franceses de diferentes etnias lograron después de más de 10 años de matanzas, formar Haití, primer estado racial de la humanidad, se dividieron el territorio y se constituyeron en imperio 1804, república 1806 y monarquía 1811, quienes con visión imperialista se anexaron nuestro territorio en 1822, no para abolir una esclavitud que solo existía aquí en los textos, aunque no en los hechos cotidianos del criollo dominicano; sino para explotar nuestros recursos y pagar la deuda que le impuso Francia, en 1825.
Esa ocupación de 1822 y despojo a la Nación Dominicana de su libertad, territorio e intento de anular la cultura, fue lo que forzó a crear el estado dominicano bajo el nombre República Dominicana, donde todas las razas son libres no importando su estatus social (república, no imperio ni monarquía).
Los haitianos quienes eran los antiguos esclavos de los franceses pertenecen a etnias africanas rivales entre sí en la que se hablaron 32 dialectos, no comparten idioma, cultura, tradiciones, religión y valores. De ahí sus dificultades al enfrentar su presente y futuro histórico.
A los estos solo los unió el odio al látigo del blanco francés más la crueldad y violencia comparable con la que fueron sometidos por Francia, no tuvieron tiempo de formar una nación, como hemos aclarado el racismo es una institución mucho más haitiana, francesa, o americana; de lo que pudiera ser una característica o institución dominicana.
Es completamente falso el relato de que fue en el siglo 20, que se creó una visión Antihaitiana de la historia, en la que se nos muestra como dos países con orígenes diferentes.
Hemos demostrado en este escrito que la historia de los africanos, que se convertirían en Aití, comienza a partir de 1697; y la historia del estado haitiano a partir de 1804, con un origen completamente diferente a la nación dominicana.
Los dominicanos somos los legatarios de aborígenes, esclavizados españoles y conquistadores, cuya historia inicia en 1492, el estado dominicano, inicia el 27 de febrero de 1844; cabe destacar que los haitianos no encajan en la definición de nación y son más bien un estado tribal, que en más de 215 años no ha logrado consolidarse, a nuestro juicio debido a tres factores, el odio étnico y racial, el idioma, y su religión, elementos que serán motivo de otro análisis.